Esos nubarrones en el cielo
presagian en mi alma la tormenta,
tanto, que me dejan desconsuelo
al saber que hoy pagaré la cuenta.
La cuenta al probar tus besos brujos,
y las noches de todos mis excesos,
en que fuimos disfrutando mil procesos
como amantes que vivimos sin tapujos.
La tormenta que acongoja el sentimiento
al saber que todo acabará en un instante,
ya nunca más seremos dos amantes
por el adiós que llega en su momento.
En esta noche fría y mojada,
en que el cielo con su lluvia llora y grita
porque ya no me verá en la madrugada
y tú por siempre vivirás por mi, contrita.
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