Si pudiera decirle a la mujer amada,
que por su querer a la corona yo abdico,
que por cielo y mares su amor yo predico,
si vive a mi lado siempre enamorada.
Que yo no dimito aunque bien supiera,
que el nombre de otro tuviera en la frente,
que yo siempre he sido mucho, muy paciente,
por su amor amigo, muero con cualquiera.
Que si por tenerla perdiera la gloria,
y perdiendo la gloria no tuviera nada,
con una rodilla en el suelo, hincada,
a Dios pidiera, una moratoria.
Si por su sonrisa pierdo yo mi alma,
y por su figura y sus cabellos negros,
pasaré mis días entre los avernos,
sabiendo que tuve, a una bella dama.
y si yo le pidiera con mirada franca,
con sus lindos ojos fugaz me miraran,
que mi amor tuviera cual rosa muy blanca,
y estar en sus brazos, ¡Qué más yo quisiera!
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